domingo, 29 de marzo de 2009

Un comentario sobre "La disolución del complejo de Edipo" de S. Freud.



Haremos algunas puntuaciones en relación al artículo de Sigmund Freud "La disolución del complejo de Edipo" de 1924 (1) El concepto "complejo de Edipo" guía toda la obra de Freud, desde aquella carta a Fliess del 15 de octubre de 1897:

"También en mí comprobé el amor por la madre y los celos contra el padre, al punto que los considero ahora como un fenómeno general de la temprana infancia… Si es así, se comprende perfectamente el apasionante hechizo de Edipo Rey… Cada uno de los espectadores fue una vez, en germen y en su fantasía un Edipo semejante…" (2)

Freud recurre al mito para poder dar cuenta de la constitución de la subjetividad. Puesta en palabras de una ficción que intenta responder una pregunta sobre el origen, la existencia y la muerte.
Comienza su artículo diciendo que:

"El complejo de Edipo va designándose como el fenómeno central del temprano período sexual infantil. Luego ocurre la disolución. Sucumbe a la represión y es seguido por el período de latencia". (3)

Se pregunta entonces sobre las causas que determinan su fin. Notemos aquí en estos primeros párrafos que Freud utiliza ambos términos: disolución y represión, sin darle una diferenciación clara. Parecería que son utilizados como equivalentes.
La intensa vida sexual infantil desaparece durante el período de latencia, para reaparecer nuevamente la sexualidad en la pubertad.
Si la vida sexual en la infancia mostraba al niño implicado en la trama edípica, este período de latencia con su consecuente amnesia debe ser entendido como resultado de algún desenlace ocurrido en el interior de la trama edípica.
¿Cuál es el final del complejo de Edipo? ¿Qué es lo que opera allí para producir ese final? Si el neurótico es un Edipo y el período de latencia y la amnesia infantil el resultado de la trama edípica, ¿qué provoca ese desenlace?
Freud aventura algunas hipótesis. El final podría producirse por las decepciones que sufre el niño en sus pretensiones de exclusividad del objeto incestuoso. O bien por una imposibilidad interna de la trama misma y no en sucesos frustrantes de la realidad.
Sin embargo, esas hipótesis no lo convencen del todo y agrega una articulación nueva: la satisfacción edípica es imposible porque el Edipo está subordinado al complejo de Castración.
Introduce la fase fálica, definida por la primacía del falo, es decir, en la premisa de la universalidad del pene. Esta fase fálica no desarrolla hacia una etapa genital sino que desaparece. La causa de esta desaparición se explica por la amenaza de castración. ¿Qué es lo que hace eficaz a esta amenaza? Freud aclara que no se trata de la eficacia de una amenaza concreta. No es por la pérdida del pecho materno ni por la expulsión del contenido intestinal altamente estimado por el niño que la amenaza de castración adquiriría su eficacia. Tampoco se trata del trauma del nacimiento.
La amenaza de castración es eficaz por una observación que el niño realiza. Se trata de la visión de los genitales femeninos; una experiencia posible de ser repetida. Esta visión opera como castración cumplida y trae aparejada la posibilidad de sufrir la castración en el propio cuerpo. El falo en el que el niño ha creído es el de la madre. De allí que la amenaza de castración sitúa al niño frente a la castración en la madre.
El complejo de Edipo ofrece al niño dos posibilidades de satisfacción: la aaactiva (poseer desde el lugar del padre a la madre) y la pasiva (sustituir a la madre y ser amado por el padre)
El complejo de Castración revela que tales satisfacciones resultan imposibles si se ha de preservar el pene. Ambas conllevan la pérdida del mismo. Una, la masculina, como castigo. La femenina, como condición. Si la satisfacción en el complejo de Edipo implica la pérdida del pene, se producirá un conflicto entre el interés narcisista de esta parte del cuerpo y la investidura libidinal de los objetos parentales. En este conflicto prevalece el interés narcisista, se abandonan las investiduras libidinales y se sustituyen por identificaciones.
Las identificaciones con ambos progenitores que sustituyen las investiduras de objeto producen una modificación en el Yo formando el núcleo del la instancia superyoica.
Las tendencias libidinosas del complejo de Edipo quedan en parte desexualizadas y sublimadas. Este proceso ha salvado a los genitales de la amenaza de castración, pero los ha paralizado, despojándolos de su función. Comienza así el período de latencia.
Llegamos a un párrafo del artículo que nos parece clave:

"No veo motivo alguno para no considerar el apartamiento del Yo del complejo de Edipo como una represión, aunque la mayoría de las represiones ulteriores se produzcan bajo la intervención del Superyo, cuya formación se inicia precisamente aquí. Pero el proceso descripto es más que una represión y equivale, cuando se desarrolla perfectamente, a una destrucción y una desaparición del complejo… Si el Yo no ha alcanzado realmente más que una represión del complejo, este continuará subsistiendo, inconsciente, en el Ello y manifestará más tarde su acción patógena." (4)

Se ocupa luego del Edipo en la niña, pero nosotros nos detendremos aquí para examinar este párrafo.
El concepto que introduce Freud es disolución (untergang). Hay una necesidad teórica de distinguirlo de la represión, de lo contrario no hubiese utilizado el término en varios lugares de su obra.
Sin embargo, no encontramos más explicaciones sobre este desarrollo perfecto que desembocaría en una destrucción y desaparición del complejo. Por el contrario, la clínica nos muestra que el Edipo subsiste inconsciente y manifiesta su acción patógena en el padecimiento y los síntomas por los que los pacientes consultan a un analista.
De todas maneras, Freud mantiene la distinción de dos desenlaces del Edipo (disolución/represión) aunque no está desplegada con la claridad y extensión que merecería su importancia.
Sin pretender ser exhaustivos mencionaremos por ejemplo el artículo "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica" de 1925:

"El complejo no es simplemente reprimido en el varón, sino que se desintegra literalmente bajo el impacto de la amenaza de castración. Sus catexias libidinales son abandonadas, desexualizadas y, en parte, sublimadas; sus objetos son incorporados al Yo, donde constituyen el núcleo del Super-yo. En el caso normal (más bien dicho en el caso ideal), ya no subsiste entonces complejo de Edipo alguno, ni aún en el inconsciente: el Super-yo se ha convertido en su heredero." (5)

En la conferencia "La angustia y la vida instintiva" de 1932 se refiere a los distintos destinos que sufren los impulsos instintivos (pulsionales) en el Ello. Uno de ellos nos interesa:

"Experimentan un completo aniquilamiento, en el cual la libido queda definitivamente encaminada por otras vías. Así sucedía en la solución normal del complejo de Edipo el cual en este caso deseable, no queda pues simplemente reprimido, sino que es destruido en el Ello. (6)




En estos ejemplos vemos cómo mantiene la distinción de dos destinos del Edipo, pero sin alejarse mucho de lo que había enunciado en 1924.
Si el complejo de Edipo debe llegar a un final ¿Cómo pensar esta operación sin que su resultado sea una sexualidad sintomática y repetitiva de la problemática edícipa pasada?
Nos puede ser útil considerar cómo fue utilizado el término alemán "untergang" en la filosofía alemana, específicamente en Friedrich Nietzsche.



En su famosa obra "Así habló Zaratustra" el traductor nos comenta en una nota al pie de página que el verbo "untergehen" es una de las palabras-clave en la descripción de Zaratrustra. Esta palabra tiene muchos matices, lo que hace dificultosa su traducción al castellano. Literalmente significa "caminar (gehen) hacia abajo (unter)". Esto es así: Zaratustra baja de la montaña. En segundo lugar designa la "puesta del sol" el "ocaso". Zaratustra quiere obrar como el sol al atardecer, es decir, "ponerse". En tercer término "untergehen" y el sustantivo "untergang" se usan con el significado de hundimiento, destrucción, decadencia. También Zaratustra se hunde en su tarea y fracasa, su tarea le destruye. El hombre, dice Zaratustra, es un "tránsito y un ocaso". Esto es, al hundirse en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado ( de la tierra, según la vieja creencia) Y "pasar al otro lado" es superarse a sí mismo y llegar al superhombre.
En Zaratustra se tratará de un deseo de muerte, pero no de una destrucción definitiva que no deje huellas. Sino de un proceso que implica desaparición y al mismo tiempo una persistencia virtual capaz de producir efectos potenciales. El ejemplo más cotidiano sería el de la aspirina que al disolverse en agua produce efectos como su contracara creativa.
Suponemos que cuando Freud utilizó "untergang" estaba influido en la rica polisemia que tiene esa palabra. La posibilidad de metaforizar lo heredado para apropiárselo, pero ya no como lo mismo, sino transformado luego de su adquisición.
No obstante, encontramos diferencias entre el personaje Zaratustra y el protopadre de "Totem y Tabú" (7) En el primer caso se trata del deseo de muerte del padre (genitivo subjetivo) Es el padre quien desea morir, morir a tiempo. En Freud, el deseo de muerte del padre se refiere al genitivo objetivo. Es el deseo de los hijos de matar al padre de la horda primitiva. Este es un amo legislador, haciendo de su capricho la ley. Padre primordial cuyo resto no digerido en la comida totémica lo encontramos en la clínica con su voz cruel, sus mandatos insensatos, su mirada furibunda.
Consideramos que esta distinción entre represión / disolución del complejo de Edipo debe resolverse en el transcurso de un análisis. Que un sujeto pueda realizar lo que Jacques Lacan llamaba atravesamiento del fantasma. Poder asumir su deseo en acto en contraposición con el deseo inhibido neurótico. Un análisis que promueva un pasaje del padre como instancia superyoica a la causa del deseo en el sujeto. De la divinidad paterna al acto del sujeto autorizándose a sí mismo
Eduardo Briano


Notas


1) Todas las referencias a la obra freudiana fueron realizadas en base a las Obras Completas Editorial Biblioteca Nueva. 1981. Traducción Luis Lopez-Ballesteros y de Torres.

2) Carta a Fliess 15-10-1897. Op.Cit. Tomo 3 p.3584.


3)La disolución del complejo de Edipo. 1924. Op.Cit. Tomo 3 p.2748.


4) Id. p. 2750.


5) Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica. 1925 Op.Cit. Tomo 3 p.2902


6) Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis. 1932. Op.Cit. Tomo 3 conferencia 32 p.3152.


7) Tótem y Tabú. 1912-3.Op. Cit. Cap. 4, El retorno infantil al totemismo. Ap. 5. Tomo 2




Bibliografía


Sujeto, Acto, Repetición. Carlos Basch – Raúl Yafar. Letra viva Ediciones
Artículo: El Atardecer del Padre. Raúl Yafar.


El ateísmo como voluntad de ocaso. Raúl Yafar. Artículo presentado en el "Simposium Nietzsche" año 2000. Universidad Kennedy.


Amor y perversión. Raúl Yafar. Vergara Ediciones. 6° reunión.


Así habló Zaratustra. Friedrich Nietzsche. Ediciones Altaya. Prólogo y nota 4. Traducción Andrés Sánchez Pascual.



Trabajo presentado para el Seminario "La constitución del sujeto. Incidencias clínicas de la Función Paterna" a cargo de Raúl Yafar. Curso de Posgrado de Psicoanálisis del Hospital Ameghino. 2004.

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