viernes, 12 de febrero de 2010

El amor como don simbólico

Es muy conocida en la enseñanza de Lacan su definición del amor como don simbólico: Amar es dar lo que no se tiene.
Para que el amor funcione como tal, será necesario que una madre dé lugar a la función paterna (ocupada generalmente por un padre) para que este done una posición y así sexúe a la mujer (hija). A partir de ese momento podrá circular hacia otro(s) hombre(s).
Un hombre que pidiendo la mano de la novia selle la unión que el padre legaliza con su aprobación.
El concepto de don es lo opuesto a la caridad. No es lo mismo un regalo de un multimillonario a que un pobre hambriento de un plato de comida, que esté compartiendo hasta lo que no tiene. Esto último no ocurre frecuentemente en la vida cotidiana.
La contrapartida del don es el amor que da lo que se tiene. Amor oblativo cuya aspiración máxima es la justicia, la equidad, el sacrificio que espera la retribución. Es el amor interesado. Se tratará de una negociación justa, equitativa. La opblatividad propone un amor con balances y mediciones. De tal modo, cuando la pareja ya no funciona más ¿qué hacen?, se devuelven los regalos, cartas, fotos etc.
Vivimos en una sociedad capitalista, donde el mercado regula las relaciones económicas y sociales. El amor se lo entiende como una transacción equitativa de cualidades personales. Esta estructura enajenada produce la idea de matrimonio como "equipo". El matrimonio feliz es un equipo que funciona sin dificultades. Los consejeros matrimoniales nos dicen que el marido debe comprender a su mujer y ayudarla. Debe comentar favorablemente la buena cena que preparó. Ella, a su vez, debe mostrarse comprensiva cuando él llega a su hogar después del trabajo...
En esta idea del amor y del matrimonio, lo más importante es encontrar un refugio de la sensación de soledad, que de otro modo sería intolerable.
Para el don, se da a pura pérdida, porque la retribución es imposible. Son esos momentos amorosos que no se pueden devolver o reintegrar. Amor a cambio de nada, puro acto de dar, puro instante sin pasado ni futuro.
Lacan dice que un autor que puensa como él en este tema es Erich Fromm. En su libro "El Arte de Amar" leemos:
"¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él -da de su alegría, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza-, de todas las manifestaciones de lo que está vivo en él."

Amar en el sentido del don será amar por lo que no se realiza en los roles imaginarios del otro y no por lo logrado de esos roles. Esto lo veremos con más claridad cuando más adelante hablemos sobre la película "Hombre mirando al sudeste".
Pero, antes de continuar,veamos de dónde proviene éste concepto de don.

Mauss y los dones
Marcel Mauss, antropólogo francés, fue el que comenzó a estudiar esta temática del don. Escribió en 1923 "Ensayo sobre los dones". Distingue en distintas culturas, una práctica que va más allá del simple intercambio mercantil. La lógica del don no se reduce a la compra-venta. Hay un plus. Encuentra que el don no es individual, sino que compromete a las colectividades, a los clanes y a las tribus que se enfrentan y se oponen a partir del don.
Plantea que lo que intercambian dichos grupos no es exclusivamente bienes o riquezas, cosas útiles económicamente, sino sobre todo: gentilezas, festianes, ritos, servicios militares, mujeres, niños, danzas, ferias. La sociedad misma en su totalidad está tomada por la lógica del don. Por eso Mauss hablará del don como prestación total.
Señala también una paradoja del lado del don: por un lado es una forma voluntario, pero al mismo tiempo es rigurosamente obligatorio. No avanza más respecto de esta paradoja, pero la señala como central.
Hay dos clases de dones: la de los agonísticos y la de los no agonísticos. En los agonísticos está en juego la confrontación, la rivalidad, el antagonismo, incluso la humillación. Se intenta humillar al rival dándole. Al don no agonístico simplemente se lo pone a circular, se espera que sea aceptado y que sea devuelto pasado cierto tiempo, sin que esté en juego ni el prestigio ni la rivalidad.
La práctica agonística se denomina "potlatch" por los indios del noroeste americano. Mauss habla de la "locura del potlatch" donde se llega hasta la destrucción de la riqueza para humillar al rival.
Una tribu se encuentra ritualmente con su aliada y antagonista. El jefe de una de ellas dispone toda la riqueza producida durante el año de trabajo, frente a la otra, procediendo a donarla o a destruirla. Entonces, la otra tribu, la que ha recibido esos regalos o que ha presenciado esa destrucción, queda obligada, a su vez, a devolver con usura el don, en un tiempo posterior.
Tanto Mauss como otros autores que han estudiado esta práctica social, afirman que lo que está en juego en el don agonístico es la imposibilidad de devolver, se trata de forzar a que el otro no pueda devolver. Se trata de humillar al otro, si el otro me devuelve, me re-dona más de lo que yo doné y el humillado soy yo. Hay un empuje hacia el mantenimiento, la eternización de la deuda, aún en la circulación de los dones. Los dones circulan, pero las deudas no se pagan.

Un cuentito infantil
Un pájaro padre cruza a sus tres pichoncitos por un río turbulento. Les pregunta a cada uno si serían capaces de retribuir ese gesto, si se diera la oportunidad, con uno simétrico hacia él. Los dos primeros aseguran que lo harían. El pájaro padre deja que caigan y se ahogen en el río. El tercer pichón dice no saber bien qué es lo que haría, pero está seguro que haría por sus hijos lo mismo que su padre hace ahora por él. A éste lo salva, salvándose así la transmisión simbólica del don.
El amor considerado de esta forma atraviesa las generaciones. Si se da sin esperar es porque ya se ha recibido en Otro lugar. Venimos a la vida con una deuda impagable. Lo transmitido es una deuda que no se paga, deseo absoluto que crea la posibilidad de la continuidad humana.

Una película de Subiela
En su excelente libro "Amor y perversión" Raul Yafar acierta al enfocar la película "Hombre mirando al sudeste" desde el aspecto del don.
No se tratará de entrar a discutir si Rantés era o no extraterrestre, si el psiquiatra Denis le cree o no. Lo importante es que pese a dudar de los dichos de Rantés, existe en el psiquiatra la certeza de estar interesado en su caso. Desea desde su falta aquello que de Rantés no se puede saber. Es por ese más allá que se da el don de su amor. Misterio que todo otro encierra y nos hace amarlo. El psiquiatra encuentra en Rantés algo que lo hace desear con fuerzas. Lo pone a trabajar cual detective preguntándole a un físico qué es un holograma ( Rantés sostenía que él era un holograma), o explorando su biblioteca para hallarse con "La invención de Morel" de Bioy.
La escena del concierto al aire libre tiene un intenso sentido amoroso. Pero a partir de allí comienza el final.
El error de Rantés es ir a buscar allí donde no hay muchas posibilidades de ser escuchado. ¡El se declara estraterrestre en el Neuropsiquiátrico Borda! Quiere ser deseado en las condiciones más duras y desfavorables. Exigencia absoluta de un deseo que lo lleva a la muerte. Igual que el deseo de Antígona que Lacan trabaja en el Seminario VII
Rantés quiere la máxima prueba de amor, tal como la joven homosexual tratada por Freud. La imaginarización es máxima y el riesgo es absoluto. El resultado: la traición, la muerte y el retorno repetitivo del psiquiatra a lo mismo, a su masturbación musical con su saxo, su vida solitaria viendo en su cine privado un pasado feliz junto a su mujer y su hijo.









Bibliografía
S. Freud. Obras completas tomo 3. Psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina. Biblioteca Nueva.
J. Lacan. Seminario IV Las relaciones de objeto. Caps. 6-7-8. Paidós
J. Lacan. Seminario VII La ética del psicoanálisis. Caps.19-20-21. Paidós
E. Fromm. El arte de amar. Paidós
R. Yafar. Amor y perversión. Ricardo Vergara ed.
M. Mauss. Ensayo sobre los dones. en Sociología y antropología. Ed. Tecnos. Madrid 1991.