viernes, 28 de agosto de 2009

El Fantasma en la clínica psicoanalítica

El fantasma se presenta en la clínica como un tope, como una resistencia en la dirección de la cura a comunicarlo. Esta reticencia de los pacientes no se debe a falta de voluntad de los mismos o a un material reprimido que no llegó a la conciencia. Esta dificultad está relacionada con lo que Lacan formalizó como Otro barrado. Esto significa dos cosas: que falta un significante en el Otro y también se refiere al deseo del Otro.

Hay una frase en "Pegan a un niño" donde Freud dice:

..."Tales fantasías permanecen, por lo general, ajenas al contenido restante de la neurosis y no encuentrn un lugar apropiado para insertarse en él"...

En tanto no todo es significante -el Otro barrado lo ilustra- habrá momentos en el análisis que la rememoración fracasa. Es allí donde el fantasma va perfilándose como respuesta ante la falta de significante en el campo del Otro.
Si bien el fantasma puede reducirse a una fórmula significante, no obedece al movimiento o la dinámica del mismo. En ese sentido podemos hablar de una estática del fantasma. Es como un resto simbólico que se aloja donde falta el saber. Lacan lo denomina axioma porque en un sistema lógico hay ciertas fórmulas que son inmodificables y están en el punto de partida. No se dejan modificar por las leyes de transformación del resto del sistema.
El fantasma fundamental está ligado a una significación absoluta, separada de todo. Es lo que Freud sostenía cuando afirmaba que permanecía ajeno al contenido de la neurosis y no encontraba un lugar apropiado en su estructura.
Vamos a ilustrar con un caso clínico, el despliegue de la posición fantasmática de un analizante. Utilizaremos un material de una psicoanalista de la Escuela de la Causa Freudiana de París que se llama Marie-Hèlene Brousse. Fue presentado en el Seminario Hispanoparlante a posteriori de los encuentros internacionales que se realizan en el Campo Freudiano.
Los detalles de la historia:

..."Se trata de un hombre joven, que vino a verme hace seis años, con una queja explícita. Tenía pesadillas repetitivas, en las cuales tenía que tragar objetos muy diversos, cuchillos, tenedores, clavos, alfileres, etc. Pero estos objetos no tenían mucha importancia, sino por ser objetos que de tal manera podían ser reemplazados, por ese objeto paradójico, "un poco de po lvo, casi nada". Se despertaba ahogándose en un estado de gran angustia, hablaba también de sus dificultades con las mujeres en general, y de la mujer con la cual había tenido una hija. También en estas relaciones se encontraba muy angustiado, algunas veces violento y sin poder enterarse de lo que pasaba en estas relaciones amorosas"...

Aparece aquí el pedido de análisis alrededor de dos temas, las pesadillas y una dificultad con las mujeres.

"Se había desarrollado la historia de este sujeto entre un padre militar, perseguidor y una madre preocupada por sus enfermedades, que durante una ausencia de un año de su marido, había sido feliz en el adulterio. El paciente podía recordar que al volver el padre y debido a una carta que misteriosamente cayó en sus manos, una pelea muy fuerte tuvo lugar entre los padres. Él había escuchado gritos y llantos y había temido por la vida de la madre. Tal como algunas veces había temido por la suya frente a la violencia del padre".

En el relato del paciente se trata de un padre gozador, en tanto aparece como un padre terrible, violento. Hay una identificación con la madre en la posición que adoptan frente al padre gozador, pues había temido por la vida de su madre como algunas veces él había temido por la suya frente a la violencia de su padre. Seguimos con el caso:

..."Su vida había sido marcada por el fracaso escolar debido a su rebeldía contra toda forma de poder. Cada vez que el saber se encarnaba en una figura de autoridad, el paciente no podía sino rechazarlo. La solución que eligió fue ponerse en el lugar de curar al Otro. Aunque como enfermero se peleaba con las autoridades médicas"...
..."Una anécdota, más tarde ya en análisis, aclara la relación entre él y su padre. El padre, generalmente silencioso con su hijo, e interviniendo no con palabras, sino mediante actos, hacía un día palabras cruzadas. Se dirigió de repente hacia el paciente y lo injurió con dos palabras: "ruidoso" e "insípido". Esas palabras quedaron como insultos y enigmas que lo marcaron por siempre en su ser, como falta en ser"...

Vamos ahora a lo que sería la construcción en la cura:

..."Un tratamiento de unos años puede ser enfocado de distintas maneras. He elegido como enfoque una construcción que hizo el paciente y a la cual se refirió muchas veces de distintas maneras, dando muchas vueltas, convirtiendo así esta construcción en el modelo depurado de su relación con el Otro de la demanda. Se trata también de palabras bajo la forma de relato, por sus padres, de una pequeña escena de la infancia de la cual él no tenía otros recuerdos que estas palabras: tiene ocho o nueve meses, y rehusa las exigencias de sus padres de hacer caca en la pelela, él rehusaba y se hacía caca en los pañales limpios. Un día su padre le dijo a su madre: le voy a mostrar que se debe ser limpio; entonces el padre toma el pañal sucio y se lo refriega por la cara. El padre se mostró contento incluso cuando lo contaba años después porque desde ese momento el chico no volvió a hacerse encima"...

La analista hace referencia a que la construcción queda del lado del analizante. Notemos la diferencia entre Freud y Lacan. Para Freud la construcción era producida por el analista -recordemos "Pegan a un niño" allí donde no hay más recuerdos para relanzar el proceso analítico. Lacan piensa a la construcción como un trabajo que tiene que hacer el analizante. Ahora bien, el analista no está eximido de hacer una construcción del fantasma, pero se tratará de otro contexto, para la presentación de un caso clínico o ante un control. Es decir, no es la construcción que el analista ofrece a su analizante.

..."Desde esta construcción de una marca en el cuerpo, el analizante se encontró en la mierda, la mierda era su universo y la fórmula que organizaba todas las circunstancias de su vida, como todas las formas de su relación con el Otro, que era cagar al Otro o ser cagado por el Otro. El fantasma es el marco del mundo, por ejemplo, su relación con el saber podía resumirse en los profesores lo cagaban en los exámenes, los jefes de servicio lo cagaban en su trabajo y así sucesivamente. Por otro lado se dedicaba a echar mierda al Otro en cada situación institucional en la cual se encontraba, o sea que estas son las formas imaginarias que adopta este dato fantasmático de cagar-ser cagado, era un cagador".

El fantasma es el marco por el cual él ve la vida y se ve a sí mismo. Esa realidad fantasmática en la cual es sujeto se posiciona es cagar o ser cagado.
La historia del sujeto se va construyendo en el análisis. Aparecen las injurias del padre: "insípido, ruidoso". Frente a estos significantes enigmáticos, el sujeto resuelve imaginariamente su falta en ser con el fantasma. ¿Quién soy? Soy un cagador.

..."Durante los primeros años del análisis, no se daba ni siquiera cuenta -el analizante- de la ubicuidad de este registro pulsional, tal es así que durante un tiempo yo interrumpía las sesiones cada vez que aparecía una palabra incluyendo el significante mierda o cagada"...

La pulsión aparece bajo la forma del fantasma, porque está articulada a los significantes de la demanda del Otro.
La analista cortando las sesiones cuando aparecía ese significante intentaba que el analizante registrara que el tema del cagar o de la mierda era el tema de su ser, que marcaba su ser.
Recordemos que Lacan decía que un análisis se parece a una partida de ajedrez. A medida que transcurre el juego van quedando las piezas necesarias para su finalización. En un anáilsis la proliferación de significaciones se tiene que comenzar a reducir. Sabemos que un significante siempre remite a otro significante. Se tratará de ir acotando desde lo fantasmático da cada sujeto, esas significaciones hasta llegar a un significante último que Lacan llama "significante insensato".
El corte de una sesión viene a ejemplificar esto. Sería no permitir que en el discurso del analizante venga un S 2 a resignificar un S 1 y haga una nueva significación.
El significante insensato es ese significante último a partir del cual se engancharon todos los demás. Es S1 en tanto se enganchó con una batería de significantes S 2. Si hacemos el trabajo al revés, lo que queda del lado del S 1 no es el enganche, es el desenganche, el vacío total. No hay simbólico, no hay imaginario, hay puro agujero. Este es el atravesamiento de fantasma. Momento en que se puede inventar algo pues el sujeto se enfrenta al vacío. Frente al vacío, en lugar de volver a los significantes de la neurosis, se puede inventar algo nuevo.



Bibliografía:

Pegan a un niño. Sigmund Freud.

Dos dimensiones clínicas: síntoma y fantasma. Jacques-Alain Miller.

Seminario Hispanoparlante. AA.VV. Marie-Hèlene Brousse.



Trabajo realizado para el seminario "El fantasma en la clínica psicoanalítica" a cargo de Marta Rietti. Curso de Posgrado de Psicoanálisis del Centro de Salud nº 3 Dr. Ameghino.

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